LA PREVENCIÓN DEL MANTENIMIENTO,
UN CONCEPTO MÁS AVANZADO QUE EL MANTENIMIENTO PREVENTIVO

Un concepto más avanzado y eficaz que el mantenimiento preventivo es sin duda la prevención del mantenimiento. Mientras que el concepto de mantenimiento preventivo triunfó sin duda durante un largo periodo en las industrias más punteras y aún lo hace en muchos sectores, la prevención del mantenimiento es un concepto mucho más interesante y potente, con resultados de coste y disponibilidad imposibles de alcanzar aplicando técnicas de mantenimiento sistemático.

El concepto de prevención del mantenimiento comenzó en los años 80 cuando los ingenieros de mantenimiento de diversos sectores empezaron a cuestionarse el mantenimiento como tal y su necesidad, y empezaron a ver como trabajar en el diseño era mucho más eficaz que tratar de definir tareas sistemáticas o inspecciones periódicas. La Sexta Ley del mantenimiento ya avisa de que 'un buen mantenimiento no arregla un mal diseño'. Muchas averías solo pueden ser evitadas si se corrige el diseño, es decir, si se actúa sobre el origen.

De acuerdo con este nuevo concepto (o no tan nuevo), los equipos e instalaciones deben ser libres de mantenimiento. El mejor mantenimiento es el que no existe. De esta forma ni se provoca indisponibilidad, ni se incurre en costes y el envejecimiento siempre estará dentro de parámetros esperados.

La prevención del mantenimiento consiste pues en diseñar instalaciones que sean libres de mantenimiento tanto correctivo como periódico, tanto programado como no programado.

Diseñar equipos que no requieren de un mantenimiento periódico es más sencillo de lo que parece. Para ello, los diseños deben contemplar toda una serie de aspectos fáciles de implementar. Básicamente, estos aspectos son los siguientes:

  • Los equipos deben estar adecuadamente sobredimensionados, de forma que soporten con holgura las condiciones normales de trabajo.
  • Los equipos no deben ensuciarse.
  • No deben contener elementos que se aflojen o desajusten
  • No deben contener elementos que se desgasten
  • Los elementos que se consumen deben reemplazarse automáticamente sin intervención de un técnico.
  • Los equipos deben contener sensores que hagan visibles los fallos durante su periodo de gestación y sin necesidad de parar el equipo.
  • Los equipos e instalaciones deben disponer de sistemas antierror, que impidan operarlos, montarlos, conectarlos o instalarlos de forma incorrecta. 

A veces no es posible eliminar totalmente las necesidades de mantenimiento. En esos casos es posible, en cambio, reducir dichas necesidades:

  • Si no se pueden incorporar sensores o monitorizar on-line un determinado fallo potencial, el equipo debe ser fácilmente inspeccionable.
  • Debe ser sencillo sustituir las piezas que deban ser cambiadas periódicamente.
  • Deben existir criterios de redundancia, es decir, en caso de fallo deben existir la posibilidad de que bien manualmente o bien automáticamente se ponga en servicio un equipo que sustituya al que ha fallado.
  • Los componentes deben ser estándar, evitando que los equipos e instalaciones incluyan componentes que solo pueda suministrarlos un único proveedor durante un periodo limitado de tiempo, y favoreciendo al intercambiabilidad entre equipos similares.
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