INSPECCIONES DETALLADAS

PLAN DE INSPECCIONES
En general no se pueden conseguir los objetivos buscados si no se establece un plan, sobre todo si dichos objetivos son complejos. Así, no se pueden conseguir unos altos objetivos de disponibilidad, fiabilidad, coste y vida útil de los equipos e instalaciones si no se tiene un plan para ello.

En mantenimiento, este plan es precisamente el plan de inspecciones, antes llamado plan de mantenimiento, que no es otra cosa que el conjunto de tareas a llevar a cabo en cada uno de los ítems que componen la planta agrupados en gamas de mantenimiento.

Este plan de mantenimiento puede conseguir sus objetivos utilizando más o menos recursos. Por ello, además de existir un plan es necesario estar seguro de que dicho plan está optimizado. La forma más útil y sencilla de optimizar algo es eliminar todo lo que no aporta suficiente valor, o incluso, todo lo que aleja de los objetivos buscados. Por ello un mantenimiento optimizado se basa, entre otros puntos, en la eliminación del concepto de mantenimiento sistemático y la sustitución de éste por mantenimiento por condición, suma de tareas de diagnóstico que permiten conocer el estado de un equipo o instalación más la realización de mantenimiento correctivo derivado de dicho diagnóstico. Por esa orientación del plan de mantenimiento hacia la realización de tareas de verificación e inspección es por lo que en esta guía se prefiere usar el término de plan de inspecciones, en vez de plan de mantenimiento, aunque se han mantenido ambas denominaciones para que el lector sepa que ambos términos se refieren al mismo concepto: el conjunto de tareas a realizar en una instalación para conseguir unos determinados objetivos de disponibilidad, fiabilidad, coste y vida útil.

Hay una serie de aspectos clave que hay que verificar cuando se analiza el plan de inspecciones de una instalación, y sobre todo, cuando se quiere verificar que dicho plan está optimizado:

1. La existencia de un plan de inspecciones, sea éste mejor o peor, que abarque además todas las áreas que componen la instalación sin dejar fuera nada.

2. Su orientación, es decir, que esté pensado para inspeccionar y verificar, que evite en la medida de lo posible las tareas de carácter sistemático sin comprobar si es necesario llevarlas a cabo.

3. La realización efectiva de las tareas que el plan contiene.

4. El número de gamas y tareas que contenga debe ser un número que permita una gestión adecuada del mismo. Un número excesivo de gamas o tareas hará que se complique su realización, y en cambio, un número bajo hará que se pierda control sobre las tareas y sus resultados.

5. La carga de trabajo que supone la realización de dicho plan y su adecuación con el personal del que efectivamente se dispone.

6. La posible interferencia del mantenimiento correctivo en la realización efectiva del plan de mantenimiento.

7.La actualización periódica del plan de acuerdo con los resultados obtenidos, evitando pensar que se trata de un documento ‘muerto’ que se genera un vez y ya es válido para toda la vida de la instalación.

FORMAS DE ELABORAR UN PLAN DE INSPECCIONES
Existen diferentes formas de determinar las tareas de mantenimiento que forman parte del planta de inspecciones de una instalación:
- Determinar dichas tareas a partir de las instrucciones de los fabricantes de los diversos equipos que componen la instalación.
- Determinarlas a partir de protocolos de mantenimiento por tipo de equipo.
- Determinarlas siguiendo la metodología RCM (Mantenimiento Centrado en Confiabilidad).

La primera de estas formas, la determinación de las tareas a partir exclusivamente de las recomendaciones de los fabricantes, no parece la forma óptima de llevar a cabo esta labor, ya que di-chas recomendaciones incluyen a menudo demasiadas tareas sistemáticas que defienden fundamentalmente sus intereses. Podría ser recomendable en una primera fase basarse en protocolos de mantenimiento por tipo de equipo, y especialmente, determinar las tareas que corresponden a un equipo o a una instalación a partir del ‘protocolo maestro de mantenimiento’, un listado muy completo de tareas de mantenimiento que aplican prácticamente a cualquier tipo de equipo o de instalación.

Elaborar el protocolo concreto de un equipo a partir de ‘protocolo maestro’ consiste en estudiar tarea por tarea de las propuestas si son de aplicación o no; si no son de aplicación, se eliminan de la lista de tareas, y si son de aplicación, se modifican si es necesario. En una segunda fase, una vez este plan esté funcionando adecuadamente, puede ser interesante rehacer el plan de mantenimiento de toda la instalación, de las partes más problemáticas o de las áreas más críticas siguiendo la metodología RCM.

 

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