EL CONFLICTO PRODUCCIÓN-MANTENIMIENTO

En muchas empresas existe un conflicto permanente entre los responsables de producción y los de mantenimiento. El primero se queja de que la atención que recibe de los técnicos y responsables de mantenimiento no se corresponde con las mejores prácticas posibles y que tienen un efecto lamentable en los resultados de producción. El segundo, mantenimiento, se queja de que producción no le permite parar las máquinas para realizar los preceptivos mantenimientos preventivos necesarios, que en muchas ocasiones se ve obligada a realizar intervenciones provisionales y de escasa fiabilidad por la rapidez con que debe entregar las máquinas a producción y que además el trato que reciben los diversos equipos por parte del personal de producción se aleja mucho del mejor trato posible. En realidad, tal y como se puede constatar en muchas plantas, ambos tienen razón. 

La situación desde el punto de vista del departamento de mantenimiento

El trato que dispensa Producción a los equipos es en muchos casos poco acorde con los cuidados mínimos que debe prodigarse a instalaciones en muchos casos críticas. No existen procedimientos de trabajo que hayan sido cuidadosamente elaborados para garantizar el buen estado de la maquinaria, ni existe una conciencia por parte del personal de producción de que un problema en la maquinaria es también ‘su problema’, sino más bien que una avería o un mal funcionamiento, sea cual sea la causa que lo provoca, es ‘el problema de otro’ 

La situación desde el punto de vista del departamento de mantenimiento


En muchos casos el departamento de mantenimiento no aplica las mejores técnicas, ni desde el punto de vista correctivo ni desde el punto de vista preventivo. Por un lado, se ha acostumbrado a realizar intervenciones rápidas ‘para salir del paso’, sin que después se aborde la solución definitiva a la avería. Simplemente se deja esa solución provisional como definitiva hasta que vuelva a dar un nuevo problema.

El departamento de mantenimiento, por otro lado, no planifica sus intervenciones. En la mayor parte de las empresas en que existe esta tensión entre producción y mantenimiento se observan como la base del mantenimiento es puramente correctiva. El personal de mantenimiento ha renunciado en general a planificar o programar cualquier tipo de intervención, y basa toda la estrategia de mantenimiento en la reparación de las averías que van surgiendo. La planta entra rápidamente en un circulo vicioso: al no existir ninguna intervención de tipo preventivo el correctivo se dispara, lo que deja menos tiempo aún para pensar en realizar intervenciones preventivas. La degradación de la planta es muy rápida, y la consecuencia es que la planta acaba siendo una especie de campo de batalla, con averías fácilmente identificables por todos lados, con personal desanimado que parece haber tirado la toalla y con unos resultados de producción que se alejan mucho del óptimo.

Soluciones al conflicto

Hay varias recetas que aplicadas conjuntamente tienen un efecto indiscutible para rebajar la tensión entre el departamento de producción y el de mantenimiento. 

  1. Los responsables de ambos departamentos deben dejar de pensar que ‘la culpa es de otro’. En cambio, deben empezar a pensar qué pueden hacer por ellos mismos para cambiar la situación de degradación que presentan muchas de estas plantas con tensiones producción-mantenimiento. Este cambio de mentalidad, el deseo de mejorar la situación y la asunción de su parte de responsabilidad en el problema es fundamental para cambiar.
  2. Los operarios de producción no pueden desentenderse completamente del mantenimiento de las máquinas. De esta forma, tanto las actividades de lubricación, la vigilancia de parámetros de funcionamiento y limpieza de los equipos, que no requieren grandes conocimientos técnicos, como las reparaciones más elementales deben ser realizadas por los operadores de producción. Esto asegura su responsabilidad en el uso de las máquinas y mejora indudablemente el cuidado que les prodigan, pues una parte de las reparaciones deben efectuarlas ellos mismos. Esta es la base del TPM, Mantenimiento Productivo Total, que delega una parte de las intervenciones de mantenimiento en el personal de producción.
  3. Mantenimiento debe planificar sus intervenciones, y realizarlas en los momentos en que menos interfieren con el programa de producción. La base del mantenimiento de una instalación no debe ser correctiva, que es una estrategia de mantenimiento cuya utilidad es indiscutible en un número muy pequeño de casos. En cambio debe realizarse una programación de las intervenciones, dejando una ventana de tiempo prevista con antelación en la que se efectuarán tanto las reparaciones pendientes como las inspecciones, las limpiezas técnicas, las calibraciones, las sustituciones sistemáticas de elementos de desgaste, etc. Se impone pues elaborar una lista de las revisiones e inspecciones que se van a realizar, y una programación de éstas: esto no es más que realizar un plan de mantenimiento. Se impone también reestructurar el departamento de mantenimiento y el horario en que prestan el servicio, asumiendo que una parte del personal de mantenimiento deberá realizar sus funciones en noches, fines de semana, etc, esto es, en momentos en que la producción pueda pararse.
  4. Para poder implantar estas soluciones sin demagogias y sin intentos estériles es imprescindible que previamente se realice la reparación de todas las averías pendientes, programando una parada de la planta o de una parte de ella para realizar dichas intervenciones de naturaleza puramente correctiva. Sin acometer esas reparaciones pendientes es absurdo pensar en implantar ninguna acción preventiva, pues siempre la carga de trabajo correctivo y urgente será prioritaria a cualquier otra actividad.
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